Nuestro bizcocho de loza ofrece una base fiable para procesos de esmaltado y decoración con técnicas en frío y en caliente. La porosidad abierta del biscuit favorece la adherencia del esmalte por inmersión o vertido, mientras que las superficies regulares facilitan pincel, aerografía y aplicación de calcas tras la primera cocción. Para minimizar defectos, recomendamos desempolvar, retocar con lija fina en bordes si fuera necesario y comprobar la absorción con una prueba rápida antes de producir series.

La segunda cocción debe ajustarse al rango del esmalte para loza (orientativo en torno a baja temperatura; consulta siempre la ficha técnica) y contemplar rampeos controlados y soportes adecuados para proteger labios y bases. En usos alimentarios, asegúrate de emplear esmaltes aptos y cumplir las indicaciones del fabricante. Si trabajas personalización a volumen, te ayudamos a definir capas, tiempos de secado, colocación en horno y parámetros de control (pirometría y pruebas de placa) para obtener resultados repetibles y optimizar costes por pieza.